Y sí, podemos leer páginas enteras de discurso donde se nos explica cuándo y de qué manera todos nuestros males se irán evaporando a medida que el barrio “levante” a fuerza de torres. Pero ya se sabe: el mercado no hace beneficencia ni persigue otros objetivos que la mayor rentabilidad económica en el plazo más corto posible porque esa es su naturaleza. Aún cuando se lo pretenda disfrazar de progreso.
Preguntémonos entonces:
- Es progreso que nuestras tradicionales cuadras de casas, árboles y empedrado se estén llenando de edificios en lugar de reciclarse, ponerse en valor o construirse nuevas viviendas que respeten el perfil arquitectónico que nos da identidad como barrio?
*Bolívar 1787 - torre de 15 pisos - arq. Ezequiel Fernández Dorado*
*Ituzaingó 856 - edificio de 8 pisos - arq. Graciela Scaglia*
*Ituzaingó 856 - edificio de 8 pisos - arq. Graciela Scaglia*
- Acaso la verdadera revalorización de Barracas no pasaría por mantener su idiosincrasia rescatándola de la desidia en lugar de demolerla?
- Están progresando estos vecinos a los que en pocos meses se les levantaron medianeras de 30 metros en las narices y perdieron el sol y la privacidad en sus casas de por vida?
*Piedras 1746 - edificio de 11 pisos - arq. Nicolás Capellano*
*Piedras 1778 - edificio de 7 pisos - arq. Sebastián Litvak*
Las respuestas son tan obvias que caen por su propio peso y todos los argumentos que se intenten esgrimir chocan contra una verdad incontrastable: *Piedras 1778 - edificio de 7 pisos - arq. Sebastián Litvak*
La prosperidad de Barracas no puede construirse –literalmente, en este caso- sobre el perjuicio de muchos de sus vecinos.
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