Barracas no es la excepción y en su traza intrincada aparecen pasajes, cortadas y calles sin salida que con el tiempo van cobrando una impronta de “microclima”. A la vez, la construcción de la autopista 9 de Julio Sur que partió al barrio en dos hace más de 20 años hizo que varias calles finalizaran o se interrumpieran súbitamente al llegar a ella.
Olavarría es uno de esos casos y si bien nace en La Boca y no es estrictamente un pasaje, al cruzarse con la Av. Montes de Oca pega una pequeña curva que hace que su última cuadra antes de la autopista tenga una identidad muy particular.
La cuadra Norte arranca con un clásico edificio de renta de estilo racionalista que hace esquina con Montes de Oca y luego presenta una sucesión de casas de planta baja y un piso mostrando aquel estilo arquitectónico emblemático de la década del ’30 con una valiosa e infrecuente homogeneidad de perfil en casi toda su extensión.
La cuadra Sur mantiene ese espíritu pero presenta la particularidad de un conjunto de cinco casas retiradas varios metros de la línea municipal dando lugar a un gran jardín delantero común que amplía la perspectiva y se brinda al transeúnte con el verde de plantas y árboles de porte, desgraciadamente cercado con rejas a causa de la inseguridad.
Cuentan los vecinos que, debido al buen estado de las casas y la uniformidad estilística del conjunto, con frecuencia grupos de estudiantes de arquitectura los visitan acompañados de docentes que la utilizan como vivo muestrario del diseño edilicio propio de la época.
Como no podría ser de otra manera, los vecinos de ambas cuadras protegen su pequeño tesoro urbano con celo y orgullo; mantienen sus casas y cuidan sus jardines para ellos y para el barrio. No es de extrañar entonces que la abrupta novedad de que una de esas casas vaya a ser demolida para dar lugar a un edificio de 9 pisos los preocupe y los llene de indignación al punto de salir a la calle a expresar su descontento.
En este blog habíamos alertado a fines de mayo acerca del riesgo que corren todas esas cuadras que inexplicablemente el Código de Planeamiento Urbano engloba dentro de la zonificación C2 permitiendo así grandes superficies y alturas edificables. Lamentablemente nuestro pronóstico se va cumpliendo y nos depara sorpresas desagradables como ésta.
No es solamente una casa en perfectas condiciones de habitabilidad que va a demolerse, sino la cuadra entera que va a perder su homogeneidad histórica y su valioso perfil quedará desequilibrado para siempre, entre otros males que el nuevo edificio traerá bajo el brazo.
Cuesta creer que alguien impulse algo así en nombre del “progreso”.
Aquí nadie puede justificarse -como a veces escuchamos- diciendo que sea una casa que se viene abajo, que no vale nada, que está llena de alimañas y de intrusos, etc. Aquí no caben los disfraces: es lisa y llanamente Negocio.
Si querés hacer algo para que estas cosas no sigan ocurriendo, sumate aquí.
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